Cuando se trata de buscar un regalo, uno siempre busca algo que sea muy especial, sobre todo cuando la persona a quien se dirige, es alguien bien importante. Siempre queremos dar el regalo más lindo del mundo. Y yo creo que el mejor regalo siempre será algo que no vale mucho dinero sino que su valor emocional es inmesurable.
Hoy les quiero contar una historia hermosa, del regalo más lindo que he recibido siempre.
Y con esta súper introducción van a pensar que el mejor regalo fueron mis hijos, pero no me refiero a eso. La vida constantemente te da regalos y esos son los más-más (los intangibles). Hoy les voy a hablar de un regalo que se toca, que es un objeto material. Pero cargado de un significado tan grande que termina dejando de ser algo físico para convertirse en algo mágico. Y para mí es como una cápsula del tiempo en mis manos.
La historia es esta
Cuando mi mamá estaba en embarazo escribió un diario para su bebé. Ese bebé soy yo. El diario empieza el 20 de Febrero de 1980 así:
Febrero 20 de 1980
«Ayer supimos que nacerías. No sé qué decirte. Estamos felices! Te deseábamos mucho, pero nos sorprendiste a todos! Gustavo apenas cae y yo no pude dormir ni un minuto. Estoy muy fea, ojerosa y acabada. He perdido 3 kilos pero hoy Gus me dijo que me veía transformada e irradiaba felicidad. Ya pasará lo mas difícil y me pondré linda y rosadita para que los dos (tu papá y tu) se sientan orgullosos de mí. Ni para que te cuento como están los demás. Luis vino con Sol a felicitarnos, Lina hizo un letrero grandísimo que decía “voy a ser tía”, Marta está feliz, se reía, lloraba, me besaba y a Gus también. Todos estamos plenos…
Te queremos mucho y te esperamos con anhelo, me voy a cuidar para que estés tranquilito y sano dentro de mi. A todos les parece que falta mucho tiempo para que nazcas».
Y así, día a día, mes tras mes, mi mamá fue escribiendo un diario de su embarazo, muchos días, por muchos meses, sin saber el sexo de su bebé, con una hermosa ilusión en su barriga y en su corazón.
«Marzo 3 de 1980.
Hoy es lunes. Está haciendo frío y me dan ganas de quedarme en le calor de la “camita”. Ayer fuimos de paseo a dar la vuelta a Oriente. Comimos tanto que llegamos mareados y yo tenia dolor de cabeza. Pasé mala noche, con muchas pesadillas. Pero me voy a levantar tengo que ir a trabajar. Gus me puso toda la noche la mano cerca de ti para que te sintieras tranquila cuando el me abraza y pone la mano a tu lado, siento que estamos muy protegidos. No te imaginas cuanto te queremos. No vemos la hora de tenerte a nuestro lado, de verte, de conocerte. Yo estoy comiendo aún sin querer para que seas sano y fuerte. Es lo único que me importa. Ya verás cómo nos querremos.»
Y así fue escribiendo el diario, durante muchas semanas, hasta que nací:
Y con una bebé recién nacida, mi mamá siguió escribiendo su diario hasta Marzo 4 del 83. Ya tenía dos hijas y ese día me mandó por primera vez a la guardería.
«Hoy te mandé por primera vez a la guardería. Para mi ha sido la tarde más larga del mundo. Estás hermosisima y muy conversadora. Adoras a tu hermanita, te gusa el teatro, la finca, los helados, los niños y el maní…. Eres muy cariñosa y le hablas a tu hermanita de una manera muy especial, no has podido entender para donde se fue la navidad!… No hay mejor regalo que un cuento, los sabes y los repites y los cuidas mucho (lástima que Catalina no)…:»
Hasta ese día escribió. Siguió su vida de mamá, seguramente con muchas ocupaciones. Pasaron muchos años. Ella guardó este cuaderno y yo crecí.
Y luego, en Septiembre de 1995, el día que cumplí 15 años mi mamá llenó la última página de este diario:
Y me lo entregó. Y a mí me gustó mucho. Lo leí y lloré. Fue hermoso.
Porqué es el regalo más lindo del mundo
Pero este gran regalo, el regalo más lindo del mundo, con todo su significado realmente llegó a mí cuando fui mamá. Porque ahí, al leerlo de nuevo, pude conectarme con mi mamá en su maternidad. Ya no desde el pundo te vista de hija, sino también conectándome con lo que ella sintió en su embarazo y su maternidad, sabiendo lo que se siente (porque yo ya viví la mía) y volviéndolo a sentir en mi corazón. Y no se imaginan ahí si lo que lloré y lloro cada vez que lo leo.
Y este cuadernito a veces aparece y desaparece, pero siempre que lo encuentro, y abro alguna de sus páginas, logro conectarme y sentir lo que sintió mi mamá en su maternidad.
Lo más lindo de todo es lograr sentir lo que ella sintió, a sus 26 años, con la ilusión de su primer bebé. Yo ahora tengo casi 40 entonces, ya la superé en edad, ya soy más grande que mi mamá en ese momento, ya pasé por eso que ella escribe ahí, y leer esas palabras me llenan de amor y ternura.
Escribo este post para contar esta historia tan linda porque hoy es el día de la madre, y quiero hacer un homenaje a mi mamá, que celebra su día de la madre número 40, recordando cómo fue el primero.
Y quiero decirle a mi mamá que es un honor gigante para mi hacerla mamá, hacer que pueda ser la fuente de un amor inmenso, que siento en ella y en el amor que producen en mí mis hijos. Que es una dicha tenerla de mamá y haber aprendido a ser mamá a través de ella.
Este es el regalo más lindo del mundo, el mejor regalo que he recibido siempre. Poder conectarme con mi mamá en su maternidad. Poder saber lo que ella sintió en su embarazo y después. Cuando escribes un diario abres tu corazón y ahora yo pude recibir todo lo que ella puso ahí. Puro y perfecto.
Gracias Mami.
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Natalia says
l más lindo Naty en efecto! me dieron ganas de copiarme de tu mamá y escribirles una carta a mis hijas para algún momento especial de sus vidas.
Natalia Mesa says
Hazlooooo, las buenas ideas son para eso 🙂