Una de las cosas que más amo hacer es escribir. Es de esas estrategias de creatividad que me ponen en flow, que me conectan conmigo, que me hacen muy muy feliz. Por eso me gusta compartirles de vez en cuando las historias de mi vida. Esta es la historia de las hojitas que me trajo un día mi hijo de regalo. Una historia hermosa que nos muestra que no hay mejor regalo en el mundo que lo que se da con el corazón.
La historia de las hojitas
«¡Ay mami, se me quedaron las hojitas!!»
Yo no entendí muy bien lo que me quiso decir Emilio cuando llegué a recogerlo en casa de su primo. Pero a veces los niños manejan muchas cositas (basuritas que llevan de un lugar a otro) y podía ser cualquier cosa.
Recuerdo cuando estaba chiquita, mi tía cada rato hacía limpieza de sus chécheres y yo salía con la mitad de lo que iba para la caneca, para mi casa. Luego eso se trasladó a sus hijos, yo limpiaba y ellos se llevaban lo que fuera: llaveros que le regalan a uno por ahí, muñequitos que salen en los paquetes de mecato, una manilla no se de qué, hojitas bonitas que guardo, un borrador en forma de corazón que no borra nada pero es hermoso.
A los niños les gusta recolectar pendejadas varias que encuentran por ahí y que se vuelven pequeños tesoros que guardan hasta que se les olvida que existen y ahí su mamá los puede botar o se acumulan para siempre en el lugar de sus tesoros.
«¿Tenemos mucho afán?», me dijo Emilio cuando se estaba montando al carro. Yo lo había recogido porque teníamos invitados a la casa a almorzar. Su pelito pegado de la frente indicaba que si era cierto que había hecho un poco más de 5 kilómetros esa mañana. A pesar de que si quería devolverme rápido le dije: «No mi amor»
«¿Puedo ir por ellas?»
«Sí claro, ve»
Emilio salió corriendo… porque otra característica de los niños es que para trasladarse de un lugar a otro corren. Yo no he visto un adulto corriendo por la calle para ir a un sitio a no ser que llueva o que esté huyendo de algo. Tampoco he visto señoras corriendo en el centro comercial para ir de una tienda a otra. Me da risa imaginarlo. Pero los niños corren. Corren en la calle, corren en el centro comercial, corren dentro de su casa así el corredor mida 5 metros, corren en el supermercado y hacen que las mamás estemos al borde de un ataque de nervios.
Emilio subió corriendo y volvió en un instante. Cuando regresó tenía las mencionadas hojitas en la mano. Y ya supe cuales eran.
La historia
Cuando mis papás se conocieron vivían en el mismo barrio. Es un barrio muy importante para mí porque además luego yo viví ahí. Cuando yo estaba chiquita iba a la casa de mis abuelas y por ese barrio había un árbol (todavía existe) que no sé cómo se llama pero bota unas “hojitas” secas muy duras y tostadas que caen enroscadas y cuando uno las pisa ellas se quiebran. El árbol no es que sea uno solo, son muchos del mismo, la cuadra esta llena de ellos. Cuando uno pisa esas hojitas y las quiebra suena un “cric” muy especial. El cual yo AMO.
No sé si eso me conecta con mi niña interior, no sé si es porque es muy divertido, pero cuando yo me encuentro con esos árboles y veo esas hojitas en el suelo, no puedo evitar detenerme (cual niña de 4 años), a pisar todas las cascaritas que encuentro alrededor. Mis hijos saben que me encanta.
Entonces, Emilio salió con su primo y los papás a la ciclovía y en alguna parte del trayecto se encontró las “hojitas” que le gustan a la mamá. Y me lo imagino por ahí recogiéndolas, para mi.
«Emi, me moriiiii, esas eran las hojitas??? Me vas a compartir??»
«No mami, es que todas son para ti.»
Y ahí fue cuando casi me desmayo y pensé que es el mejor regalo que me han dado en mucho tiempo. Las hojitas no las estripé sino que las guardé en un frasco de vidrio, así como uno inmortaliza una flor o enmarca un dibujo. Las hojitas me dijeron que mi hijo de 11 años pensó en mi y me quiso dar algo que me encanta. Los regalos más especiales son eso, no valen nada pero te dejan feliz.
Espero que les haya gustado la historia de las hojitas, si quieres leer más historias de mi vida, lee aquí
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Awesome post! Keep up the great work! 🙂
Lore Piñeros says
Me totie de la risa en pleno metro leyendo e imaginando a las personas adultas correr jajajaja y luego lloré de la ternura cuando acabe de leer.
Me encanta como escribes y tus historias ♥️♥️♥️
Natalia Mesa says
Gracias por leerme!!
MONICA says
NATY QUE HISTORIA DE AMOR Y TERNURA, ME LA SABORIE TODA. ESCRIBES DELICIOSO.
Natalia Mesa says
Ay muchas gracias!! La escribo con todo el amor!